Los estudiantes creen, por ejemplo, que aprenden mejor con profesores entusiastas que imparten clases fluidas pero que no requieren una participación activa del estudiante en la clase. Estos factores, aunque incrementan fácilmente las opiniones positivas de los estudiantes sobre su propio aprendizaje, no mejoran sistemáticamente su aprendizaje. Se necesita un mayor diálogo con los estudiantes sobre la enseñanza y el aprendizaje, explicando de antemano por qué se usa un enfoque particular, estableciendo una agenda para ayudar a los estudiantes a entender cómo tener éxito. Lo que creemos que queremos no siempre es lo que necesitamos y aquí es donde el docente tiene que aplicar la evidencia científica en la enseñanza en pro de un aprendizaje y no, en la única búsqueda de una inflación especulativa en las evaluaciones positivas de los docentes.