Tendemos a pensar que todo lo natural es bueno, o al menos mejor que lo artificial. A menudo sí, sobre todo cuando de aprender se trata, pero no es el caso de aprender a nadar (competencia acuática: ser capaz de emplear una amplia y variada gama de habilidades adecuadamente para solucionar problemas motores). A diferencia de los sistemas artificiales de la enseñanza de la competencia acuática, el aprendizaje natural tiene como objetivo el lograr simular y predecir el aprendizaje que realizan los seres humanos, teniendo en cuenta no solo sus limitaciones de memoria y de capacidad de procesamiento, sino también el tiempo limitado del que se dispone a la hora de responder a las demandas de un entorno acuático. Por lo tanto, los modelos sintéticos no desmerecen a los naturales. El aprendizaje se produce de forma efectiva cuando se analiza la información con otros, formulando preguntas al respecto de acuerdo a un proceso natural de aprendizaje de cada persona. Los modelos artificiales se organizan y estructuran a través de la combinación de determinadas progresiones metodológicas, y cuentan con algunas ventajas nada desdeñables, tienen el apoyo de la evidencia científica, lo que permite una mayor eficacia en el aprendizaje.
Los efectos de la enseñanza sintética y el aprendizaje natural son parecidos. Por lo que venga de donde venga el aprender a nadar, su efecto acaba siendo el mismo. Pero tiene que darse un principio básico para que se retenga en la memoria, que en el aprendizaje natural siempre es el desencadenante, una acción volitiva y una búsqueda voluntaria para su autónoma final. De la continua investigación y reflexión entre los estudios del aprendizaje natural y artificial pueden surgir sistemas artificiales que sean capaces de adaptarse eficazmente a la adquisición de la competencia acuática y que nos deparará un mejor futuro del aprender a nadar.